Crítica sobre el libro "De Amor y de Ausencias..." de Mague Chenna (Poesía) por Pablo LAZZARANO (Egresado de la carrera de Filosfía de la Universidad de Buenos Aires - Argentina-)
“De amor y de Ausencias…” es ese fondo mismo donde yace el desgarrarse (un yo poético que se desgarra, una escritura que se desgarra, una filosofía que se mantiene en la ondulación de la pregunta, un preguntar desgarrándose). La escritura poética presente en este libro se hace encuentro con ese fondo o, en otro sentido (o en un mismo sentido), ese fondo deviene escritura, persistencia, pregunta. Como si las letras temblaran ante un regocijo y un desamparo, como si temblaran ante lo imposible del tiempo, del retorno, del eco del nóstos que afirma un “ya no” pero confía en un “quizás”. Esta escritura no es más que un “yo” encarnado (“Soy una poesía en el interior de un libro/ llorando por el abandono”) (“…pero vuelco mi agonía/ en este frio papel”), despedazándose por la ausencia, la desesperanza, el silencio, la fragilidad, la pérdida, el dolor, la nada… ¿Ausencia, desesperanza, silencio, pérdida, dolor de qué? De un “tú”; un simple y poético “tú”. Y entre ese “yo” y ese “tú” se encuentra el mundo atestiguando el dolor, yacen las cosas impregnándose de esa relación. ¿Qué son las cosas?, ¿qué le suceden a las cosas cuando un yo esta vacio de un “tú”? Las cosas no son más que centelleos de un “yo” relacionándose con un “tú”. (“Sol de invierno/ rebotando en el afán de tu risa, /en el rio seco/ de tanta nostalgia derramada”), (“El cielo se ha puesto más que oscuro./ No quiero alzar la vista y saber si hay estrellas,/ siempre me han gustado…/ Si lo hago, es probable que en el futuro/ me traigan un recuerdo triste, desagradable, pesadillezco y nuevamente triste”)
Dejémonos llevar por esta escritura y transfigurémonos en ese “yo”, poético y filosófico, habitemos a través de la lectura ese espacio insondable del “¡Ay!”, del desgarramiento, y apreciemos el éxtasis de “pisar el aire”. (“Aunque parezca raro- y crea que soy ayer/ y el agua el mismo agua-,/ el agua al amanecer/ será otra agua/ y el horizonte/ -aunque a mis ojos sea igual-/ se ha transformado.”) No es posible transitar ni terminar la lectura del libro sin sentirnos modificados y transformados por un bello halo poético que nos renueva la manera de ver el mundo, de sentir el mundo, de vivirse en el mundo con un “tú”.